El Lama Vajradhara Kyabje Kalu Rimpoché nació en 1904 en las montañas de Tretchö, en la provincia de Kham, Tíbet oriental. Su nacimiento fue acompañado por numerosos signos y presagios extraordinarios. Desde su infancia mostró naturalmente las marcas de un ser santo y de un aprendizaje anterior, el desinterés por el ciclo de las existencias, la compasión hacia los seres y el respeto por el dharma y los lamas. Aprendió la escritura, la lectura y el sentido del dharma sin esfuerzo, por el mero hecho de recibir la enseñanza.
Murió el 10 de mayo de 1989 y quedó en la historia como uno de los maestros de la meditación y estudiante y profesor del dharma más reconocidos en el budismo. Además su gran legado fue el ser uno de los primero maestros budistas en traen las enseñanzas a occidente.
1 ) Busca en ti mismo la fuerza del propósito, la fe en la propia regeneración. Tu divinidad te espera. Esfuérzate en hallarla y actualizarla.
2) Practica en todo momento la religión universal del bien sin distinción de creencias, de clases, de partidos, de intereses, de nacionalidades, de razas, de reinos de la naturaleza.
3) Relega a olvido tus faltas y limitaciones pasadas, para renacer con renovados estímulos a una vida mejor. Entonces, tácitamente serás merecedor de la invisible ayuda.
4) Practica la simpatía y adquiere el hábito del contento a través de todas las circunstancias. Decídete a realizar el leve esfuerzo de prescindir de los pequeños defectos. Lucha con todas tus fuerzas contra la depresión, contra la tristeza, contra el tedio, contra el mal humor. Combate los métodos dominantes de acritud e imponte la condición de ser siempre y con todo el mundo amable.
5) Procura dar todas las facilidades posibles a los demás. Ayúdalos a descubrir su camino más noble y a seguirlo. Haz de la generosidad de pensamiento y acción, tu ley silenciosa.
6) Proponte firmemente no censurar a nadie, ni aún de pensamiento. ¿Qué sabemos de las verdaderas causas de los actos ajenos? Esfuérzate, por el contrario, en comprender.
7) Adopta una divisa solar, de alegría, a todas horas. Entonces, la luz oculta que guía al mundo te la incrementará y te sorprenderán a ti mismo los resultados.
8) Procura no auto-exaltarte ni auto-compadecerte. O sea, no pensar demasiado en tí mismo, si no es con el fín de perfeccionarte.
9) Invoca la armonía como fórmula de salud integral, de equilibirio del cuerpo y del espíritu. Porque la armonía es la ley suprema del Universo.
10) Irradia con humildad tu mensaje viviente de belleza, de espiritualidad y de paz, en un mundo atormentado, materializado, desorientado. El necesita de tu eficaz contribución. Ofrécesela. Ofrécele tu mente positiva, tu cuerpo puro, tu aura armoniosa, tu contentamiento irradiante, tu fe sin límites en la bondad de la vida y en las leyes que conducen a un alto fin, la evolución humana.